Compré este libro porque en todos lados leía muchísimos comentarios y reseñas positivas sobre él y quería tener mi propia opinión. La autora es mexicana y este es su segundo de tres libros publicados. Tuve la oportunidad de estar en un grupo de lectura virtual en Facebook donde ella estuvo respondiendo nuestras preguntas, no solo sobre el libro sino sobre sus experiencias como escritora. Sus libros se han llevado muy buenas críticas y han tenido un excelente nivel de ventas. A mí me gustó bastante su forma de narrar, es más que limpia, cada párrafo se lee de una manera muy sencilla, entendible y a la vez rica, agradable y creo que fue por eso, precisamente, por lo que pude terminar este libro, porque tengo que confesar que lo inicié y luego lo dejé olvidado por bastante tiempo para leer otros, pues no lograba atraparme del todo. Y no estoy diciendo que el libro sea malo, para nada, es una historia original y conmovedora, sin embargo, no es mi estilo y no me llenó, no encontré ningún detonante que me hiciera saborear las páginas. Pero, contrario a mí, todos los participantes del club de lectura quedaron fascinados. Creo que eso demuestra que un libro se puede leer de muchísimas maneras, que cada historia tiene diferentes tintes y que cada persona le da un sentido distinto a lo leído. Cada obra marca de cierta manera al lector y esa es la magia de la lectura.

En fin, volviendo a este libro, déjenme rescatar los elementos que me gustaron. Como ya dije, el tono de la autora, ligero pero tenaz. En segundo lugar, la época, me transporté para ser testigo de sucesos como el movimiento de Revolución Mexicana en el norte de México, el brote de la epidemia de influenza española y la vida en el campo en tiempos de la Reforma Agraria. El protagonista es un niño de nombre Simonopio, un peculiar personaje con un inmenso corazón y un sexto sentido, que es acogido al nacer por los Morales. Quiero resaltar lo bien que la autora ilustra la mentalidad de sus personajes, muy afín a las costumbres de aquella época, pero principalmente, te expone la forma de ver las cosas de los menos favorecidos, por ejemplo, encuentras a algunos son agradecidos por el apoyo que reciben de sus patrones y otros que nunca superarán los sentimientos de envidia, coraje, ambición y el deseo de que las cosas fueran al revés. La trama te adentra a la vida de la familia y el papel que cada uno desempeña en el día a día en la finca, incluidos los empleados de la casa y los obreros. Hay que reconocer que los personajes están perfectamente delineados, todos los diálogos contienen toda la esencia de quien los emite, por lo que es muy fácil familiarizarte con la voz y la personalidad de cada uno de ellos, incluso de los que hablan poco o nada como Nana Reja, Simonopio y hasta Anselmo Espiricueta.

Para mí fue una novela con personajes entrañables pero con una historia que particularmente no me cautivó ni me causo muchas emociones. No obstante, tiene un lindo mensaje sobre la familia y sobre cuidarse unos a otros, lección que aprendes de la mano de Simonopio y su inquebrantable amor hacia cada integrante en la finca de los Morales, incluidas sus inseparables amigas: las abejas.