Buen libro, pero no mi favorito si lo comparo con otros en lo concerniente a la temática central que, a mi punto de vista, sería la segunda guerra mundial y el dominio nazi. El tono me encantó, no tardas mucho en darte cuenta que quien te está narrando la historia es la misma muerte. Sé que suena estremecedor, pero es eso precisamente lo que te despierta esas ganas de seguir leyendo la historia. Por lo positivo, me gustaron los personajes, cada uno perfectamente delineado con una esencia muy singular, un carácter bien marcado y un papel específico dentro de la trama. Rudy, sin ser el protagonista, se convirtió en mi personaje favorito. La novela te hace reír, entristecerte, preocuparte y hasta albergar un rayito de esperanza, pero internamente sabes que, si es la muerte quien te está narrando la historia, no es difícil deducir que ella misma estará involucrada al final. ¿no creen? El autor logra llevarte siempre de la mano, pero a mi paladar fue un libro muy largo que se volvió cansado por ser extremadamente detallista, lo que en algunas partes valoré y en otras me desesperaba porque sentía que no avanzaba. Reconozco ampliamente que las letras logran llevarte al momento que te están relatando y te envuelven para hacerte parte de él, por lo que es difícil que, al pasar la última hoja, no te quedes con una sensación de tristeza y vacío.