Este libro ocupa un lugar muy especial en mi historial literario, pues fue el primer libro que me hizo llorar y uno de los que me hicieron enamorarme de la lectura. También es mi libro favorito de Marc Levy pues la historia sencillamente me maravilló. Es original, conmovedora, te toca el corazón, te arrebata suspiros y te roba más de una lágrima.

Desde mi percepción, la novela realza dos tipos de amor, el de pareja y el de los padres hacia los hijos y viceversa, dejando un mensaje positivo sobre las segundas oportunidades, sobre saber escuchar para comprender que los sentimientos y la manera de ver el mundo de cada persona puede ser completamente diferente, y que a veces hay que ponerse en el lugar de otro para entender las razones y motivos del proceder de cada quien. La trama se desarrolla principalmente en Nueva York, pero también te lleva a viajar a la Alemania de 1989, rememorando los tiempos del muro de Berlín, lo que le añade un toque especial pues mezcla ingredientes del pasado y el presente en toda la novela. El drama romántico te engancha sin lugar a dudas, pero honestamente no sabría si me deslumbró más esa parte romántica o la parte que hace referencia a la familia, específicamente a los padres. Cuando recuerdo el final de la historia, no puedo evitar sonreír, cada oración es perfecta, y es que no solo la historia es preciosa, sino que los personajes te atrapan en seguida, por ejemplo, con Julia, la protagonista, te puedes identificar desde las primeras páginas, también tienes a su mejor amigo, que te aporta el lado cómico de la novela con sus divertidos diálogos, y para mí, el más importante, su papá, él me deja sin palabras, su papel fue simplemente cautivador.

De verdad disfruté mucho este libro, lo recomiendo sin duda alguna para todo tipo de lectores, estoy segura de que encabezará su lista de preferidos.