Esta fue mi primera lectura del 2020 y puedo decir que comencé con el pie derecho. Fue una novela fluida y entretenida que en cuestión de días puedes terminar, ya que no es nada pesada ni engorrosa.
La trama se centra en la vida de Alma Belasco, desde su trágica niñez cuando sus padres la envían de Polonia con unos familiares a San Francisco para protegerla de la guerra. Conforme va creciendo atraviesa por varias etapas en su vida y junto a ella, pasarás por diversos escenarios y situaciones que te llevarán a varias reflexiones, dilemas culturales, e incluso a cuestionar los valores que componen la esencia de cada personaje.
Lo primero que quiero resaltar del libro es que me hizo ver la historia desde un ángulo del que nunca antes me había percatado. Cuando hablamos de las víctimas de la guerra mundial, nuestra mente va directo a los judíos y cuando señalamos a los villanos, automáticamente pensamos en alemanes y japoneses. Sin embargo, este libro me permitió saber un poco acerca de cómo les afectó la guerra a ciudadanos japoneses que vivían en Estados Unidos. Como sabes, EUA fue aliado de Inglaterra, contra Alemania y Japón, por lo cual, la población japonesa que había migrado desde antes del conflicto bélico al territorio americano, se percibía también como el enemigo. Yo no tenía idea de que en EUA, se instalaron campos de internamiento para japoneses que habitaban el país. Esta medida se tomó a raíz del bombardeo de la base naval de Pearl Harbor. Alrededor de 120,000 ciudadanos japoneses fueron desplazados de sus hogares y recluidos durante cuatro años. Desde luego, las condiciones de vida no eran ni remotamente parecidas a las de los judíos en Europa, pero de igual forma fueron tratados como prisioneros y la vida en los campos era precaria, dura e injusta. Una buena parte del libro te relata este episodio de la vida real, a través de la historia de Ichimei. Lo que más me gusta de este tipo de relatos inspirados en hechos reales, es que te despiertan el interés por querer saber más y comienzas a investigar y a aprender más sobre ellos.
Lo segundo que destaco de esta novela, es el personaje como tal de Alma Belasco que me encantó, me pareció muy auténtico en el sentido de que te muestra los defectos de esta mujer, que bien podría ser la tía o la abuela de cualquiera de nosotros, es decir, me pareció muy real. La autora no la romantizó nunca y eso me fascinó, no justificó sus decisiones metiéndole a la historia un trasfondo que la hiciera quedar como la buena o la mala. Sus motivos, al menos para mí, siempre fueron transparentes, fieles a ella, me gustaran o no. Ya fuera egoísta o bondadosa, comprensiva o demandante, ambiciosa o apasionada, rebelde o enamorada, ella es ella hasta el último momento, y eso de verdad me gustó mucho.
Mientras vas desentrañando la historia de vida de Alma, también vas a ir descubriendo la de Irina, la joven que cuida de Alma en su vejez. Este personaje también carga con su propio bagaje de problemas y tragedias que vas a ir descubriendo poco a poco. Otras temáticas que se tocan durante la trama son la homosexualidad en aquella época y la pornografía infantil. Aunque son cuestiones muy delicadas, me parece que la autora las abordó muy prudentemente y con la dosis exacta para aderezar la novela.
En conclusión, esta historia me atrapó desde el inicio, hice conexión instantánea con todos los personajes, no solo los protagonistas. Puedo decir que, como en pocos libros, no hubo ninguno que me dejara insatisfecha, creo que el papel de cada uno es preciso y siempre se mantuvieron fieles a su personalidad. Es una historia que sorprende hasta la última página y que no decepciona en ningún capitulo. También me gusta que hace un poco de conciencia sobre las necesidades emocionales de los adultos mayores.
Te recomiendo mucho esta lectura si te gustan las historias de amor complicadas, pero vistas desde un punto de vista maduro, con personajes bien definidos, una narrativa impecable, y que además, parte de la trama está inspirada en sucesos reales.