Esta historia trata sobre los cuatro hermanos Dollanganger: Chris, Cathy y los gemelos Carrie y Cory. Cuando su padre muere en un repentino accidente, su madre Corrine, decide que deben volver a casa de sus padres. Al llegar ahí, la madre de Corrine, ordena que sus nietos deberán quedarse ocultos en el ático de la mansión y aquí da inicio la lúgubre y misteriosa historia de estos cuatro chicos.

Creo que uno de los factores por lo que esta historia me sacudió muchísimo, es haberla leído durante este tiempo de pandemia en donde todos tuvimos en algún momento que “encerrarnos” en nuestros hogares para cuidar de nuestra salud. La historia de Flores en el Ático, dista mucho de nuestras “favorables” circunstancias, sin embargo, haber experimentado en carne propia una “cuarentena” me hizo comprender mucho más las emociones y los sentimientos por los que atravesaban los protagonistas, pues ya estás un poco familiarizado con la desesperación, el aburrimiento y la ansiedad que da no poder salir a hacer tu vida normal. Es por eso, que novelas como esta, se leen a flor de piel y se intensifican en tus cinco sentidos.

La trama es perturbadora, desgarradora e inquietante, te hace atravesar una constante angustia y siempre estas al filo de la confusión junto con los chicos. Simplemente no comprendes que sucede o porque les está pasando eso a cuatro inocentes niños. Chris y Cathy son los mayores, que están a punto de entrar a la adolescencia y los gemelos son apenas unos niños indefensos que hacía poco habían dejado de ser bebés. Los villanos de esta historia son de esos que se te quedan en la mente por días. Para algunos lectores, no dudo que se queden para siempre, pues es casi imposible no despreciarlos y detestarlos por sus actos.

El punto central de la historia, el que te toca las fibras más sensibles, es darte cuenta de la injusticia. Es algo complicado explicar esta parte de la historia sin hacer spoilers, pero haré mi máximo esfuerzo por compartir mi opinión sin profundizar en los detalles más importantes. Me dio una tremenda impotencia ver que los chicos se vuelven prisioneros sin haber hecho nada malo y me apachurró el corazón ser testigo de lo que ese aislamiento conlleva para ellos, saber de todo lo que se están perdiendo afuera mientras se consumen en las dudas y en la incertidumbre en ese ático, tratando de descubrir porque está pasándoles eso. Los gemelos ven ensombrecida su infancia, mientras que Chris y Cathy siguen creciendo física y emocionalmente, pues aunque la vida se haya detenido para ellos, el tiempo sigue corriendo y no se frenará a pesar de estar apartados del mundo. ¿Imaginan atravesar la etapa más complicada del desarrollo humano aislado en cuatro paredes por tiempo indefinido y sin ninguna razón en particular? ¿Tienen idea de cómo sería madurar aceleradamente, resignarte a la interacción social y vivir un día a día que ha sido reducido a una rutina sin sentido?

La parte más bella del libro, es el amor entre hermanos. Chris y Cathy aman profundamente a los gemelos y hacen todo lo posible por mantenerlos felices en esa vida que ahora les ha tocado vivir, todo lo que hacen por ellos es la máxima expresión del amor fraternal.

El final es sobrecogedor, no puedo decir más, ya lo sabrán cuando lo lean. Lo único que puedo agregar es que este libro te enseña a disfrutar de los bellos momentos, a valorar el tiempo con tus seres queridos, a encontrar la manera de ver la vida de forma positiva y optimista aun cuando estás atravesando por una situación complicada y a sacarle el máximo provecho a las circunstancias que se te presenten.  

Flores en el Ático, es el primero de los cinco libros que componen la saga. Yo he decidido parar aquí, pero si tú eres un lector en busca de historias que estrujen el alma y te hagan estremecer a cada página, sin duda esta saga es para ti.