Este libro me hizo recordar mi infancia cuando a una cuadra de mi casa, en un enorme terreno, llegaba el circo a instalarse. Disfrutaba mucho de ir al circo, ver las acrobacias, los shows, la música, la feria y si, con pena lo admito, ver las presentaciones con animales. En aquel tiempo, siendo solo una niña, no tenía la menor idea de todo lo que se vive detrás del espectáculo. Conforme fui creciendo me fui haciendo consciente de la crueldad animal, de los abusos y de la explotación. Hoy en día, no apoyo ningún tipo de actividad artística o turística que tenga que ver con animales. La prohibición legal del uso de animales en circos en algunos países fue un gran paso, sin embargo, falta mucho por hacer, quedan muchísimos países en el mundo en donde la protección animal es un asunto al que no se le da importancia y se siguen explotando y maltratando animales con fines de entretenimiento. Pero para no meternos mucho en este tema, que además de sensible es bastante denso y complejo, hablemos del libro “Agua para elefantes”  

La historia se desarrolla en los años treinta, por lo que este libro me hizo consciente de que no solo los animales de los circos sufrían y tenían una vida lamentable, sino también las personas que están tras los reflectores, aquellos que no vemos en escenario. Generalmente cuando pensamos en el circo, inmediatamente se nos vienen a la mente los actores, pero pocas veces nos ponemos a pensar en los obreros que montan el circo o en los encargados de la taquilla, la venta de golosinas y bebidas, los técnicos y demás personal que va a donde el circo se vaya. En este libro pude darme una idea de lo que es el estilo de vida nómada en un circo, pero también, de las condiciones deplorables en las que tenían que vivir.  

La novela se centra en Jaboc, un joven que abandona la carrera de veterinario al quedar huérfano y se une a un circo en donde se encarga del cuidado de los animales. La historia me gustó mucho y me mantuvo siempre entretenida, pero las partes en donde se relatan escenas de maltrato animal me revolvían el estómago. Sin embargo, es una realidad que persiste hasta hoy en día, de la que no podemos desentendernos. En relación con los personajes, tanto los protagonistas como los antagónicos me parecieron muy bien estructurados y es fácil familiarizarte con ellos. No sé si pueda llamarse personaje, pero Rossie es mi favorita por mucho, podía imaginar su carita cuando iba leyendo el libro y me dejó enamorada. El tono del libro es amigable, sencillo y digerible, logra llevarte a la década de los treinta e involucrarte en la vida del circo con los personajes viajando en el tren de pueblo en pueblo. La historia de amor también me gustó, aunque en algunos momentos sentía que a la protagonista le faltaba garra, pues se resignaba a permanecer en una relación abusiva, sin embargo, hay que recordar que la historia se desarrolla en la época de los 30s donde no eran común que una mujer dejara a su pareja y mucho menos lo eran los divorcios, las mujeres dependían totalmente de los hombres y se conformaban con la vida que ellos quisieran darles.  

En conclusión, disfruté mucho de este libro y lo recomiendo. Si tienes recuerdos de tus visitas al circo durante tu infancia, este libro te hará revivirlos, pero al mismo tiempo te hará reflexionar sobre las condiciones de vida tanto de las personas, como de los animales que son explotados con fines de entretenimiento y diversión. Te invito a que no apoyes más este tipo de actividades.  

Gracias por leer una reseña más y nos vemos en nuestra siguiente lectura.