Decidí leer esta novela a raíz de las terribles noticias que se transmitieron hace poco sobre el regreso del régimen talibán a Afganistán, a causa de la retirada de EUA. Lo fascinante de la lectura, es que te hace sentir una conexión más cercana con las circunstancias, es decir, a través del libro, sentía que un conocido me relataba su experiencia y lograba sensibilizarme aún más sobre la situación actual que viven las personas en aquel país, principalmente las mujeres.
En este libro, los detalles van más allá de lo que se ve en los noticieros, ya que no solo toca el tema de las “leyes” del país, sino que te adentra en la vida de una familia afgana para conocer sus tradiciones, creencias y hasta los roles que juega cada miembro. Y aquí fue donde pude darme cuenta, que ambos factores fungen un papel muy relevante y que la combinación de estos, dan como resultado la terrible realidad que viven las mujeres en Afganistán. El primer factor, y sin profundizar mucho en el tema, ya que además de extenso es bastante sensible, es la política radical, es decir, los nulos derechos, las restricciones absurdas y los castigos horrorosos que se les imponen a las mujeres. Y el segundo, como les decía, la idiosincrasia de las familias afganas, como nos cuenta María, en gran parte de su historia.
María es una española que vive y trabaja en Londres. Allí conoce y se enamora de Nasrad de origen afgano. La vida de la pareja se desarrolla felizmente en Londres y se encuentran en la espera de su primer bebé, por lo que deciden ir a Afganistán para que la familia conozca a María. En esa primera visita a aquel país, María pudo ser testigo de todas las carencias tanto económicas como sociales, por ejemplo, no tener derecho a la atención médica por ser mujer. La estancia de María en el país de su marido es espantosa, pero logran volver a Londres con su bebé en brazos. Unos años después, su suegro enferma de gravedad y Nasrad debe volver a casa y, a pesar de la traumática experiencia de la última vez y ya conociendo de antemano la situación de aquel país, María se empeña en que su hijo y ella también deben ir para estar junto a su marido y, es aquí donde entra mi conflicto personal con la protagonista. La familia llega a Afganistán y a partir de ahí atraviesan por una serie de catástrofes que le impide volver a Londres y quedan atrapados en aquel país, por lo que deben ir a vivir a la aldea de la familia de Nasrad.
Como les decía, el personaje de María me creo cierto conflicto porque nunca me hizo sentido la naturaleza de sus relaciones personales. De su familia era totalmente desapegada, pero con su marido era cien por ciento dependiente, además de una esposa sumisa desde antes de ir a vivir a Afganistán. Entiendo y defiendo la bandera del amor y de la unión familiar, pero también creo que hay circunstancias en las que debes pensar en el bienestar y el futuro de tus pequeños, en la vida que quieres para ellos. Además de la estricta forma de vida en Afganistán, la dinámica familiar también era abusiva y María nunca tuvo carácter para defenderse de su malvada suegra, quien era la cabeza de las mujeres de la familia y la que imponía las reglas de la casa conforme a sus creencias o deseos. Hubo muchas situaciones en las que María me desesperó, la veía demasiado dócil, conformista, resignada, y sentí que nunca tuvo la garra suficiente para intentar sobreponerse y buscar una solución. Lo que estaba en juego era su vida y la de sus hijos, ¿existe alguna motivación o incentivo más poderoso que eso? ¿qué más necesitaba para reaccionar? Entiendo que no podía rebelarse contra el régimen y la doctrina social, pero ¿ni con la familia de su esposo? Su mundo giraba en torno a ocultar su sufrimiento y no darle más preocupaciones o pesares a Nasrad que hacía lo que podía para conseguir dinero y comida. Aun así, él tampoco me convenció del todo. Era un hombre indeciso, blandengue, sin carácter. Aunque amaba a María y a sus hijos, yo nunca pude tenerle administración como líder de familia.
Los personajes perfectos para una tormenta perfecta. Si la historia fuera ficción, poco importaría. Pero esta historia está basada en el testimonio de María Galera, quien realmente pasó por todo lo que relata la novela. La autora, Reyes Monforte, locutora de un programa de radio al cual se comunicó María para pedir ayuda, publicó la historia de vida de esta mujer cuando logró salir de Afganistán.
En conclusión, es un libro que te muestra de forma más personal el estilo de vida de aquel país, con sus carencias, las absurdas limitaciones a las que deben acoplarse las mujeres, la cultura tan opuesta a la del mundo de occidente, la lucha por sobrevivir el día a día, las injusticias y más. Pero también es una muestra de amor incondicional, de resiliencia, de compasión y de hermandad, porque, así como existen personas perversas en el mundo, también están los ángeles que habitan entre nosotros.
El mensaje que me deja este libro es: valora las circunstancias en las que tuviste el privilegio de nacer y crecer, vive con agradecimiento y quéjate menos, se empático con quienes la están pasando mal, disfruta de estar con tus seres queridos, dedícales tiempo y diles lo mucho que los amas sin dar hecho que ya lo saben, demuestra tu cariño sin reservas, pues a veces no sabes cuando los volverás a ver o si esa fue la ultima vez.
Les recomiendo este libro si les gusta leer historias desgarradoras basadas en testimonios reales e informarse un poco más del contexto en el que se desarrolla la vida en los países como Afganistán.