El valle de Napa es una de las regiones vinícolas más famosas en todo el mundo. Aquí se producen los vinos más reconocidos de California y se encuentran más de 300 casas vinícolas. Hoy en día, Napa es un referente mundial para viajeros en busca de destinos que combinan el turismo y la gastronomía. Gracias a su arraigada tradición enológica, su privilegiado clima, sus divinas fincas y las casas productoras que se han ido instalando y desarrollando a través del tiempo, Napa Valley, junto con Sonoma Valley, se han vuelto una visita obligada para todos los amantes del buen vino y alta cocina. Además, su conveniente ubicación, a solo una hora de San Francisco y muy cerca de Sacramento, la capital del Estado, lo convierten en una escapada perfecta para quienes visitan los alrededores.
Con tantas casas vinícolas que visitar, Napa es ideal para ir varios días ya sea en familia, en pareja o en un grupo de amigos. Lo recomendable es pasear con paciencia por todos los pueblitos que conforman el Valle, conocer varias bodegas, entrar a las salas de degustación y tomarse su tiempo para disfrutar la calma y los paisajes que ofrece esta región. Sin embargo, aún si cuentas con poco tiempo, como fue mi caso, no debes desaprovechar la oportunidad de ir cuando menos un día a este paraíso.
En este capítulo te voy a hablar sobre las casas vinícolas que conocí durante mi visita de un día al Valle de Napa y te daré algunos consejos para sacarle el máximo provecho a tu tiempo, para que puedas visitar la mayor cantidad posible de fincas y disfrutar de cada una de ellas. ¿Me acompañas?
Comenzamos el día muy temprano pues lo primero que debíamos hacer era trasladarnos de nuestro hotel al aeropuerto para rentar un auto. Hay tres formas de conocer el Valle de Napa. Puedes contratar un tour en grupo o privado, hacer el recorrido por tu cuenta ya sea en coche o en bicicleta, o subir a bordo del Napa Valley Trolley. Nosotros decidimos hacerlo por cuenta propia en un auto rentado para tener la libertad de escoger cuales fincas deseábamos conocer y disfrutar de todo el tiempo que quisiéramos en cada una de ellas.
Nuestra primera parada fue en la casa V. Sattui, propiedad de una familia italiana del mismo apellido. El legado italiano se puede apreciar en el estilo arquitectónico de la finca desde que vas entrando, pues su edificio principal y sus jardines te hacen sentir en la autentica toscana. Cuenta con tres salas de degustación, un enorme jardín destinado a catas al aire libre, una tienda gourmet donde puedes comprar no solo vinos, sino exquisitos quesos, carnes frías, charcutería, postres y muchas cosas más, además de una sección de comida que puedes llevarte a la zona de picnic, una extensa área verde donde podrás disfrutar con tranquilidad de tus alimentos a la sombra de los árboles.
A pesar de que aún no era ni medio día, el estómago ya nos reclamaba comida pues habíamos madrugado muchísimo para evitar que las dos horas gastadas en ir a recoger el auto hasta el aeropuerto y el traslado hasta el Valle, no nos restara tiempo para disfrutar en Napa. Además, no es muy buena idea beber alcohol con el estómago vacío ¿verdad? Así que decidimos comer ahí para no perder más tiempo y poder comenzar a degustar vinos. Yo me pedí unos ravioles rellenos de queso y espinaca y una ensalada de arúgula y queso de cabra. Aunque las porciones eran pequeñas, admito que de sabor estaba muy rico, al igual que mi copa de vino.
Emprendimos camino y llegamos a la que prometía ser la vinícola más espectacular de todo el Valle: Castello di Amorosa. ¿Y que creen? ¡Sí que lo fue! Desde que vas llegando sientes que has dejado atrás USA y que viajaste en la Europa Medieval. Te encuentras a la entrada de un castillo de cuento de hadas rodeado de todo el verdor de los viñedos y con un pequeño lago que le da un toque romántico y encantador.
Los propietarios de esta vinícola también pertenecen a la familia Sattui. La construcción del castillo comenzó en el año 1994 y abrió al público hasta el 2007. El señor Dario Sattui se encargó de que los materiales fueran fieles a la arquitectura medieval y que los muebles fueran originales y antiguos importados desde Europa.
“Decidido a hacer que el Castello fuera auténtico en todos los aspectos, solo utilicé materiales antiguos hechos a mano y lo construí empleando los mismos métodos y materiales que se habrían utilizado hace 700 u 800 años. No se puede falsificar algo como esto. O lo haces bien o la gente sabrá que no es auténtico.”
Decidimos comprar la degustación que incluía 7 variedades de vino. El costo fue de 60 dólares por persona. Hay otras alternativas que puedes de diferentes costos y para poder pasar al Castillo debes adquirir alguna. Esta casa produce vinos de muy buena calidad, pero lo realmente especial es que el ambiente te envuelve y hace la experiencia mucho más interesante y sensorial. Después de beber nuestras respectivas copas y aprender un poco sobre la historia vitivinícola de la familia, decidimos ir a explorar el castillo por nuestra cuenta.
Cada rincón del castillo es realmente hermoso, es considerado una obra maestra arquitectónica debido a que tiene todos los elementos de auténtico castillo medieval: un foso, un puente levadizo, cinco torres, altas murallas defensivas, patios y logias, una capilla, establos, una armería, una cámara de tortura y ciento siete habitaciones.
Podríamos habernos quedado aquí el día entero, pero aun quedaba la mitad del día y debíamos continuar, pero déjenme recalcar que esta fue mi visita favorita del día. El lugar es espectacular, los vinos riquísimos y el paisaje excepcional.
Aunque también es considerado un castillo por su diseño arquitectónico, la verdad es que el de la visita anterior lo opaca mucho. Tiene su propio encanto con sus muros repletos de enredaderas, pero por dentro sus instalaciones son modernas y hacen que te olvides pronto del exterior. Pero lo que no debes perderte son sus magníficos jardines de estilo japones. Parecen sacados de una pintura, con su apacible lago rodeado de plantas y flores, los puentecitos rojos, las pérgolas y hasta unos cisnes flotando en el agua.
La siguiente parada fue en Chateau Montelena. Esta vinícola es de las más visitadas por los viajeros de paladar más exigente. Sus vinos han ganado premios, como el Paris Wine Tasting of 1976, también conocido como Judgment of Paris, compitiendo con vinos blancos de Francia. Los precios de los vinos y de las catas son más elevados y solo podrás acceder a las degustaciones con previa reserva en los horarios establecidos. Nosotros ignorábamos esto, así que no contábamos con reservación y ningún horario se ajustaba a nuestro tiempo, así optamos por recorrer las instalaciones y los bonitos jardines.
Después de tomar unas fotos nos despedimos de Montelena y fuimos a la siguiente finca de la lista, llamada Inglenook. Fue fundada en 1879 por un capitán de un barco finlandés, de nombre Gustave Niebaum, pero actualmente es propiedad de Francis Coppola, el aclamado productor de cine de películas como El Padrino y El Gran Gatsby.
La entrada es bastante bella, puedes sentarte a descansar en un conjunto de terrazas con pérgolas y recubiertas de plantas que te obsequian maravillosas vistas a los amplios cultivos de uva. Después esta la majestuosa fuente franqueada por los jardines, que se decora de acuerdo a la estación del año. Yo fui en septiembre, así que había calabazas por doquier que armonizaban con el paisaje otoñal. El castillo es de estilo europeo clásico y conservador, forrado de enredaderas, con numerosos ventanales. Al entrar te encontrarás con la imponente escalera de madera y alfombra anticuada y puedes recorrer las instalaciones, como las bodegas donde están almacenadas las barricas, la biblioteca, el comedor en donde se organizan las catas de vino (revisa el calendario para saber fechas y horarios) entre otras. Como ese día no había ninguna cata programada en la que pudiéramos participar, nos dedicamos a conocer el castillo y después ordenamos algo de comer en la cafetería que tiene el lugar, junto con una copa de vino para irnos a sentar en las mesitas del jardín para deleitarnos con el paisaje.
Nuestro día estaba llegando a su fin, la mayoría de las fincas cierran sus puertas máximo a las seis de la tarde. Ya pasaban de las cinco y pronto empezaría a oscurecer, pero quisimos hacer el intento de llegar a la última vinícola que teníamos planificada en nuestro itinerario: Beringer Winery. Lamentablemente, la ultima cata había iniciado a las 5:00 pm por lo que únicamente podrían accesar a las instalaciones las personas que hubieran adquirido su reservación, pues ya estaban próximos a cerrar. Sin más remedio, pero muy felices y satisfechos por la experiencia vivida en cada casa vinícola de Napa, emprendimos camino hacia San Francisco.
Espero que disfrutes tanto como yo tu visita a Napa. Si te gusta el vino como a mí, los castillos, los paisajes hermosos y las experiencias enológicas, este destino es para ti. Recuerda seguirme en mis redes sociales para ver más fotos y videos y compartir juntos próximas aventuras. Si necesitas que te cotice tu viaje a este u otro destino, contáctame y a través de mi agencia de viajes Inspiration Travel estaré feliz de ayudarte con tus reservas y con la planificación de cada detalle.
Gracias por acompañarme una vez más.
¡¡Hasta la próxima!!