Esta novela, además de que me la habían recomendado mucho, me surgieron ganas de leerla desde una visita que hice a la “Casa Borda” en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. Cuando estuve ahí, el guía nos explicó que esa fue la residencia de descanso de los emperadores Carlota y Maximiliano de Habsburgo, y que, en sus buenos tiempos, los jardines eran hermosos y exuberantes y la casa estaba a la altura para recibir a los emperadores de México. Al escuchar toda la información que el guía nos daba en nuestro recorrido, me entró mucha curiosidad por saber más de estos personajes. ¿Por qué llegaron a México como emperadores, en una época en donde la guerra por la libertad y la igualdad estaba en pleno apogeo? México y su política era convulsa, había rebeliones entre conservadores y liberales, luchas sangrientas contra países que habían querido intervenir en la soberanía, como EUA y la batalla del Castillo de Chapultepec. ¿Por qué si tanto tiempo y sangre le tomó a México independizarse de España, un país europeo, llegaban ahora un austriaco y una belga, a querer gobernar el país?
Muchas dudas como esas surgieron en mí, y quizás es por eso que actualmente disfruto mucho leer libros que hablen sobre la historia de México y descubrir personajes que han dejado huella no solo en el tiempo, sino en la identidad de nuestra nación. La novela de Carlota, es un ejemplo perfecto de ello y una excelente opción para los que les gusta leer novelas ambientadas en alguna época de la historia mexicana.
Entremos de lleno a la novela. Es la primera vez que leo a la autora y quedé fascinada con su pluma, sin lugar a dudas volveré a leerla en sus otros títulos. El libro aborda la época de la Reforma, cuando las clases sociales se enfrentaban entre sí para tomar el poder y colocar a su representante a la cabeza del gobierno. Los liberales estaban liderados por Benito Juárez, que representaba a la clase obrera y trabajadora, a los pobres y campesinos, y a todos los que luchaban por la igualdad de los derechos y oportunidades. Los conservadores por su parte, aun ejercían cierto control de la política y sobre todo en la economía de México, debido a que los conformaban la clase rica y acomodada del país, eran quienes acaparaban el dinero, los privilegios y tenían altas conexiones en las esferas políticas internacionales. Este grupo consideraba que, México no era capaz de gobernarse así mismo y que la mejor opción era ser liderados por un aristócrata extranjero, que mantuviera las tradiciones monárquicas en el territorio. Fue así como el archiduque Maximiliano, hermano menor del emperador de Austria, con su esposa Carlota, princesa de Bélgica, apoyados por Napoleón III, emperador de Francia, llegan a México con la encomienda de instaurar el Segundo Imperio. Napoleón de Francia solventaría la expedición, el ejército y financiaría el gobierno de los emperadores, con el objetivo de reconstituir el clero mexicano, eliminar las leyes reformistas liberales y devolverles sus privilegios a los conservadores.
El país se encontraba sumamente divido y la llegada de Carlota y Maximiliano representó para los liberales no solo una violación a su soberanía, sino la amenaza de Francia debido a las ambiciones expansionistas de Napoleón. Los emperadores se instalaron en la Ciudad de México, teniendo como hogar el Palacio de Chapultepec, en donde se desarrolla buena parte de la historia.
Lo que más me gustó de la novela, además de acercarme a esta época de la historia de mi país para aprender sobre el periodo de la Reforma, fue conocer a Carlota, la mujer detrás de la corona. Ignoraba demasiado sobre este personaje y me encantó descubrirla. Era una mujer adelantada a su época. Si en esos tiempos, las mujeres hubiéramos tenido las mismas oportunidades que los hombres, creo que Carlota habría sido un parteaguas en la historia de México. Ella se enamoró de nuestro país, se tatuó a México en la piel, lo hizo suyo de corazón y llegó con las mejores intenciones de luchar por restaurar la paz y lograr una sociedad con orden, donde todos pudieran progresar y convertirse en un país digno, pacífico y desarrollado. Quizás era una liberal en piel de conservador. Ella era el cerebro del gobierno, pero por su condición de mujer, era frenada en muchas ocasiones y sus planes, iniciativas y políticas pocas veces llegaban a consumarse.
La novela te lleva a conocer toda esa labor que ella hace por México, pero también deja al desnudo sus sentimientos como mujer, como esposa y como el rostro de quien debe darle herederos a la corona para continuar con el linaje. Compartir con ella toda esa presión, su soledad, su vida conyugal y su garra para defender sus ideales, me hizo admirarla y también compadecerla. También fue impactante enterarme como fue su vida una vez abandonó México, me sorprendió y me dejó con un nudo en la garganta.
La trama de la novela me gustó mucho, los saltos en los tiempos te mantienen enganchada y creo que la autora logra transmitir de forma excelente, sin caer en la exageración o el dramatismo, los miedos, los riesgos y el peligro que rondaban a estas figuras, sobre todo al final del imperio, cuando Napoleón les da la espala.
Los personajes históricos están descritos con el mayor apego a la realidad que es posible, de acuerdo a la investigación de la autora, y los ficticios me gustaron muchísimo. Creo que todos logran una conexión genuina con el lector, cada uno en su papel. En cuanto a los históricos, también me gustaría agregar que me gustó acercarme a Maximiliano, de quien ignoraba todo. Sabía muy poco de este personaje y me despertó mucho interés por investigarlo después de leer este libro, ya que en la novela puedes conocer también su lado humano. Es un personaje controversial, que se puede mirar desde instintos ángulos y generar opiniones encontradas, pero independiente de eso, me gustó como se aborda al personaje a lo largo de la trama.
El tono y la narrativa también me gustó bastante, me trasladó al México de 1850 y nunca lo sentí nada pesado. Es una novela que disfruté muchísimo, que me acercó a varios personajes y a una época importante de la historia, de la que quiero seguir aprendiendo. Y, por último, y a tema personal, creo que este libro nos deja con una cuestión que cada quien puede responderse de forma muy particular y diferente, que sería:
¿Por qué un par de recién casados, que tenían el futuro resulto, con una vida fácil y de lo más tranquila en Europa, sin complicaciones, con sus castillos, su riqueza, sin la responsabilidad de gobernar ya que Maximiliano era el segundo en la línea de sucesión, y cuya única preocupación debía ser disfrutar de los placeres que su condición de monarcas les atribuía, aceptó venir a un país sumido en conflictos bélicos, enfrentamientos civiles, división política y un sin número de problemas más? ¿Sería por ambición de querer tener un país propio al cual gobernar, por aburrimiento por tener una vida simple y sin propósitos, por ingenuidad al ignorar la nación tan problemática y convulsa que habían aceptado reinar, o por convicción genuina de transformar un país y convertirlo en un protectorado europeo?
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