Cada año me propongo leer por lo menos un libro de no ficción, que esté enfocado a algún tema de autoayuda, motivación o superación personal, ya que me parece importante que el amor por la lectura también esté encaminado a la búsqueda de nuevo conocimiento que te ayude a crecer personal, espiritual o profesionalmente.

Este año quise atacar un tema en específico que me estaba costando mucho superar: la procrastinación. Generalmente soy una persona que cuando se propone algo, se pone manos a la obra y se esfuerza por lograrlo. Trato de cumplir mis objetivos, pero más importante aún, trato de acercarme cada vez más a la meta de cumplir mis sueños. Sin embargo, no me salvo de males como la desidia y el ocio. Estoy convencida de que, si el genio de la lampara maravillosa me concediera el deseo de eliminar por completo de mi vida estos dos males, el tiempo que me toma desarrollar un proyecto personal se reduciría considerablemente. Pero vamos, somos humanos y debemos entender también que todo lleva un proceso y que hay que disfrutar y aprender del camino.  Sin embargo, en mi caso debo reconocer que suelo dejar lapsos de tiempo inmensos entre una cosa y otra, y que a pesar de que pocas veces me rindo, la verdad es que sí me cuesta retomar, recargar y continuar. Por eso siempre busco formas de mantenerme inspirada y motivada. Así que este año elegí un par de libros cuyas portadas no dejaban de salir por todos lados y cuyos peculiares títulos, hicieron eco en mi mente y se quedaron ahí por meses hasta que decidí comprarlos.

Los libros “La magia de mandar todo a la chingada” y “Arregla tu desmadre” de la autora Sarah Knight me atrajeron por sus distintivos lemas. Para el primer libro es “Domina el arte de chingarte menos para disfrutar más” y en el segundo es “Haz lo que debes para conseguir lo que quieres” Honestamente me sonó a la fórmula mágica, así que los comencé a leer muy optimista. Ya saben que estoy en contra de decir que un libro es malo, en primera porque nunca se debe demeritar ni desvalorizar el trabajo de un autor, y en segunda porque creo firmemente que no hay libros malos, sino que no todos los libros son para todos. Además, hay momentos para cada libro.

En “La magia de mandar todo a la chingada” se habla sobre decidir qué cosas en realidad te importan y cuales no, y cómo enfocar tu tiempo, energía y esfuerzo en eso que sí te importa, desde relaciones personales, trabajo, compromisos sociales, etc. Personalmente, sentí que no me aportó nada nuevo, los ejemplos que se presentaban me parecían un poco superficiales, pues las problemáticas se abordan de manera muy general y los métodos de solución me parecieron insustanciales.  Quizás pueda funcionar para una persona que no tiene ni idea de que le hace feliz en su vida. Sin embargo, repito: hay momentos para cada libro, tal vez en otro momento le hubiera encontrado más utilidad.

En el caso del segundo libro “Arregla tu desmadre” puedo decir que lo encontré mucho mejor que el primero. Probablemente la temática se ajusta mas a la etapa de la vida en la que me encuentro y por eso me identifiqué mejor con algunas de las problemáticas que se tratan. Como les decía, mi principal impulso por comprar estos libros fue encontrar una solución para enfrentar y derrotar el mal de la procrastinación y, aunque el libro si me dio una que otra idea, tampoco puedo decir que fue lo que esperaba. El libro promete adentrarte en temas cotidianos desde los pendientes del día a día en el hogar y en el trabajo, propuesta de hábitos y estrategias para mejorar tu estilo de vida, y hasta planeación financiera a largo plazo para el ahorro y el retiro. A pesar de ser temas que me parecen sumamente interesantes, el libro los toca de forma tan breve y general que resultaron insulsos y una vez más, sentí que las soluciones sugeridas eran algo vagas. No fue un libro que se avoque en específico al tema de la procrastinación, no obstante, sí rescato lo referente al método de priorización de tareas, la sección dedicada al tema del perfeccionismo, así como todo lo referente a la creación de la estrategia, el enfoque y el compromiso.

Como la autora lo advierte en sus primeras hojas “este no es un libro tradicional de autoayuda” de hecho, sus páginas están repletas de groserías, lo cual no es de sorprenderse tomando en cuenta los títulos. El tono es bastante burdo y casual, cosa que sí me agradó, pero en algunas partes también sentí un abuso del recurso de la comedia, pues está plagado de chistes locales a veces innecesarios.

En conclusión, no digo que sean malos libros, pero no resultaron ser lo que yo buscaba, pues yo necesitaba una lectura mucho más enfocada a las dos problemáticas que me aquejan. Sin embargo, creo que podrían ser de utilidad a personas que buscan aclarar su panorama actual de manera general y replantear su enfoque sobre lo que en verdad desean y que pueden hacer para conseguirlo.

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